Patricio Serey

Patricio Serey (Sergio Patricio Valencia Saavedra)
Ha publicado los libros de poesía, “Con la razón que me da el ser vivo”, premio editorial “Ediciones del Centro Almendral”, 2002; “De Profesión Ahogado”, plaquete, ediciones Casa de Barro, 2007; “Precavidamente Hablando”, Ediciones Inubicalistas, Valparaíso, 2011.
Colaboró y fue parte del comité editorial de la revista de creación literaria y visual “La piedra de la Locura”.
Desde el 2008 se desempeña como columnista y reportero del semanario periodístico “El Observador”.

Textos de “Precavidamente Hablando”, 2011 Ediciones Inubicalistas


LOS QUE LE TRABAJAMOS AL MARTIRIO


Los que le trabajamos al martirio
aunque gratuita, formalmente
nos mantenemos a una distancia discreta
de la palabra muerte y de la palabra amor
Montamos guardia, día y noche
para no ser sorprendidos enamorando alguna niña
que tempestuosamente nos domestique el corazón
Con la esencia, ese olor difícil de embotellar y 
/reproducir hasta el delirio
(Imaginemos millones de manos y corazones sonrientes como legiones perfectamente adiestradas por la unión que hace y deshace la fuerza, confundiéndose en una masa asfixiada por su propia hormona)

Pero hay quienes se sitúan en cualquier esquina
para menear el muslo
a sabiendas de lo fácil que es transfigurar unas 
cuantas almas sensibles
llevarlas hasta el séptimo cielo y dejarlas caer
sorpresivamente
como manzanas repletas de orugas.


DE PROFESIÓN AHOGADO

Quien habla mucho del dolor
no hace más que abusar de esta palabra
valerse del adjetivo doler para eludir
al hada del encanto final
y seguir pateando la perra
Quién habla mucho del dolor
no sabe en realidad el dolor que siente
y se encarniza en una lucha perfecta
perdida desde ya y sin derecho a reconquista

Pero quien es de profesión ahogado
termina dando manotazos perfectos en la nada
para que nada escuche
para que nadie atienda
los insultos lanzados al ojo
pues donde pone el ojo, interpone su dolor
mas allá de la carne, de ese dolor canino y moral.



EL CADÁVER EXQUISITO DE LOS MUERTOS DE AMOR

Los jotes revolotean el cadáver de los muertos de amor
porque esas cabezas ya han rodado el mundo
Con sus non sanctas soledades

Qué decir de la poesía?
si ya han jugado con la pobre niña que nadie saca 
a bailar
la han violado reiteradas veces
en los refranes del prostibulario idioma
Babel, Babel, se enfunda la palabra
su enigmático epíteto -poramor poramor-
y otras salvas que no salvan
como si fuera la irreducible blancapaloma
juguetona como el corazón que galopa…
y sobre su grupa los amantes se estrellan contra el 
infinito
Y ruedan siameses, hasta encontrarse en el meollo del 
Asunto, el punto muerto

-En el huero idioma de los derrumbes
los desamores se perfeccionan
contribuyendo a los malos hábitos
escupitajos en los ojos
platos resoplando las testas por ejemplo-

(De chupar la teta podría vivir este humano, casi humano, si no fuera por su código nocturno, su mala leche)

Pero bracean el círculo de baba
los amantes se salvan en la última noche de sus
encantos, y al interior se escucha un no te salves, no te 
salves
Mi niña, mi pobre belleza barroca,
mi maquinilla de carne nos une y nos disipa

-¡Ave Amor, los que van a morir por ti te saludan!-
…y la arena se inflama con el aceite de los amantes

El hedonista amor eructa por el corazón
mientras descarna su cuerpo
como blanco manzanillón
si se quieren mucho, poquito, nada
tranquilo queda mi cuchillón.


FANTASÍA ERÓTICA EN UNA  BIBLIOTECA, LEYENDO “JÓVENES BUENAS MOZAS” CON 35ºC. Y SU POLERITA AMARILLA

Se abanica el rostro
con un libro cuyo título no distingo
por mi curiosidad poco literaria en este momento
mi desconcentración
Después de deslizar sus anteojos sobre su cabeza
a la manera de un cintillo
se restriega los ojos saltones y cansados
y puedo imaginar sin gran esfuerzo
que aquello es una metáfora de la forma que tiene
al desnudarse
que en vez de subir suavemente sus anteojos
desliza cadenciosamente su polerita amarilla
sobre los hombros
que sus ojos saltones son pequeños pechos que
masajea con fruición
que su mirada fija son pezones erectos que me escrutan
que su largo cuello son sus pálidas piernas
que su rostro entero es su cuerpo desnudo haciendo morisquetas de mimo erótico
y que su boquita -que se abre flojamente en un bostezo-
es su sexo dentado y parlanchín que me insinúa algo así
como la posibilidad de mi lengua ahogando su bostezo
y finalmente su libro abanico -y todos los libros que he
leído en este recinto- son la excusa perfecta para bajar la vista
tomar nota de mi delirio
y dejarla desnuda escrutando libros con sus pechojos.


PROSPERO CUESTA ABAJO, MUERTO DE RISA

Plena de orgasmos
se reduce a cenizas la casa del vicio
en plena ciudad del yo
mientras, yo
energúmeno, subo y bajo escaleras
para lamer la sal de los días
lágrimas de la felicidad
para narrarme al filo del diente
a la hermosa manera de Ella
a fuerza de no romper el encanto de la vida
a fuerza de no rodar como un gajo

Prospero cuesta abajo, muerto de risa.



PRECAVIDAMENTE HABLANDO


“Temo a la muerte, que mi miedo afea”
Francisco de Quevedo




Me la estás poniendo difícil
trapeando tu celda antes de atraerme a ella.
Terrible. Me hago a la idea de mantener los pies
suspendidos
volados, inyectados de imágenes
en el patio de tu casa, por ejemplo,
me encontrarás colgado
(metafóricamente hablando)
con el estómago revuelto de tanta prisa
aunque no veas mis zapatos convirtiéndose
en el pasto que mastico para rumiar mi desequilibrio
-mirando de soslayo, me cuelo con pie de gato-
Hasta que me quedo sin la influencia del espacio
mordiendo la punta de su camisón que se precipita
como espectro en erótico desorden
un ángelus de calamidades
distraída como pájaro atrapado en su huevo metafísico
negro y feroz cisne que maquilla su cabeza como un puño
y sus labios, su cadencia al volar, si volara.
(Bajo la contracción de sus muslos todavía me escurría adelgazado hasta la muerte)

Y no olvido a mis parientes
he visitado a más de uno para anunciarles que un loco
encontrarán en la puerta de su horno
Que el San Pedro no hace tan mal, como dicen
ni la Cannabis, ni tú, ni la manía de escribir tonterías
al borde de lo incomprensible
Tal vez adquiera un perro lazarillo
me tatúe con alfiler caliente tu nombre en lugar íntimo
o llore sobre la inexistencia de una piedra
si existiera el deseo de llorar, o una piedra
Demasiada tentación para una sola vida
mucho silencio agitando su lengua de ternero
algo de locura venga o un mugido
como abrir las pechugas y dejarte entrar
sin denominación de origen
para que leas los petroglifos de mis cálculos renales
-el origen de toda esta poesía-
y digerirte como un licor anaranjado, acido, así mismo
o morirme, precavidamente hablando
sin ese miedo que todo lo afea.



NO ES PARA MATARSE

Ella ha salido de tu  vida, completamente. Fueron años hermosos, sin duda, pero la palabra “perenne” solo se debiera usar metafóricamente para nombrar lo que dura una vida, quien sabe. Luego viene lo de costumbre. No solo se desarma un departamento, un “hogar”, se desarma también la rutina, se descompensa el día, el que habitualmente terminaba en el mismo paradero, después de haber tomado la misma micro, para besar esa única boca. Costumbre que se le llama. Y te revuelcas por que no quieres más de lo mismo. Te amilanas pensando en toda esa libertad que se precipita vida abajo, y sin ti.
No recompensa la vida, pero tampoco la muerte, y la rutina se convierte en una enfermedad de la cual quieres salir a toda costa, pero que al salir y quedar libre de ella, no  queda más que retomar la otra ceremonia, tu cáscara de repuesto; unirse nuevamente a ese ritmo exógeno que no te pertenece, pero que te llama.
Te rearmas en un nuevo nido, ordenas de la mejor manera el par de  muebles que has podido rescatar, y tus cosas tus cosas tus cosas. Y te sientas en el suelo y comes algo frío, pensando en esa libertad en que te han dejado. Sonríes imaginando las bacanales que armarás  en los rincones de tu nueva habitación. Tú fornicando con la libertad, reestrenando tu ser  en una sociedad acostumbrada a tu anonimato, todo de nuevo, encasquetarse  el corazón deshollinado otra vez en el hueco de las costillas.
Ya no tomas micro, eres un hombre nuevo, te compras una bicicleta de segunda mano de dudosa procedencia (para el ejercicio, dices)  frecuentas lugares que antes no frecuentabas por temor al ridículo, recuerdas que tienes más de treinta, pero lo disimulas muy bien, ¿dónde voy? ¿dónde estoy? ¿quién soy? pero ya  preguntas como estas, las aborreces por idiotas. Te das cuenta que en realidad no quieres nada, ni casa, familia, ni hijos, sólo que pase el tiempo, que la vida sea como un día intenso que termina boca arriba en la cama de una habitación sin cortinas, disfrutando ese rápido cambio en los matices del cielo cuando amanece, todo antes que el sueño se apodere definitivamente de tu ser y desaparezcas, para ti y para todos, como la mismísima  noche. No es para matarse.    


Y SI LA CALLE FUERA EL TIEMPO


A Rubén Jacob y su libro The Boston Evening Transcript.



Y si en verdad la calle fuera el tiempo
y al final de ella un mendigo
mascullara su itinerario de cartón piedra
como si saliera del Parnaso o bajara del Sinaí
y si a la vuelta de la esquina
detrás de la trompada, que sí podría ser el tiempo
aparezcas poeta Jacob, desgreñado como Jonás
haciendo equilibrio sobre el hilo de Ariadna
para enrostrarnos el fantasma borgeano
que anula nuestra mala percepción del
tiempo-espacio-poesía

O por sobre todo, si la voluntad fuera eso
una cuerda roída por amarga criatura
que brota de los recuerdos literarios
húmedas sombras
por que la memoria es un hueco sin fondo
Y sí
dan ganas muchas de llorar
como los habitantes de esta ciudad
que susurran su aflicción,
la soledad que llevan a cuestas
a pesar de nuestras primas Harriet
sean estas Harriet o Marías
Y si la calle fuera el tiempo
y al final de ella “La Rochefocould”
entrara de la mano
con relojeros, juristas
bastardos, astronautas
y hacedores del santo oficio
a tomarnos por el cuello
y un vinito o un escocés
fueran la excusa perfecta
para acceder al delirio
y aceptar cuan inútil fue y será
esta caliginosa bella vida.





  


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Narrativa + poesía en LDDS en la penúltima lectura de 2011.


ldds23DICIEMBREliv

Adorados parroquianos y feroces asistentes a LDDS les invitamos a empezar a terminar el año con una sesión fundamental e imperdible. Para esta oportunidad contaremos con poetas y narradores para embellecer la noche del viernes.
Tal como ha sido la dinámica en estas últimas cuatro semanas tenemos invitados internacionales, cosa que nos pone muy felices porque comprendemos que el espacio de LDDS es también un lugar para ir a conocer gente nueva y donde  nuestros hermanos latinoamericanos llegan a mostrar su trabajo cada vez que vienen. Les agradecemos a todos los que nos han asistido durante este 2011 en que, de forma ininterrumpida, hemos sacado adelante este proyecto.

Los invitados son:

Rodrigo hidalgo

federico eisner
cristobal soto
hector perez babilonia
leonor silvestri

Como siempre desde nuestra trinchera rockera y sexy en el tercer piso del BAR ESTACION TERMINAL que está ahí en la esquina de Ramón Carnicer y Tomás Andrews, a pasos del metro Parque Bustamante.
ambas actividades saldrán en vivo & en directo para todo el mundo a través de nuestra plataforma web en http://livestream.com/editorialfuga
Dale, nos vemos en LDDS y seguimos construyendo el escenario poético de la noche inmensa de santIAgo de cHILe
asiste / difunde / juega / sigue en LDDS

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LDDS BAKERO +LEIVA + LARA


ldds16DICIEMBREliv
Queridos, necesarios y constantes parroquianos de Los Desconocidos De Siempre, este viernes nos vamos con una nueva sesión de lectura y recibimos a los tremendos
MILTON LEIVALEONARDO LARA y MARTIN BAKERO

Como siempre desde nuestra trinchera rockera y sexy en el tercer piso del BAR ESTACION TERMINAL que está ahí en la esquina de Ramón Carnicer y Tomás Andrews, a pasos del metro Parque Bustamante.
ambas actividades saldrán en vivo & en directo para todo el mundo a través de nuestra plataforma web en http://livestream.com/editorialfuga

Dale, nos vemos en LDDS y seguimos construyendo el escenario poético de la noche feroz de santIAgo de cHILe

asiste / difunde / juega / sigue en LDDS

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Leo Lobos



(Santiago de Chile, 1966)Poeta, ensayista, traductor y artista visual. Laureado UNESCO-Aschberg de Literatura 2002. Realiza una residencia creativa en CAMAC, Centre d´Art Marnay Art Center en Marnay-sur-Seine, Francia los años 2002-2003 con apoyo Fondo Internacional para la Cultura y la Fundación francesa Frank Ténot. Ha realizado exposiciones de sus dibujos, pinturas y una residencia creativa los años 2003 hasta comienzos del 2006 en el centro de cultura Jardim das Artes en Cerquilho, Sao Paulo, Brasil donde realiza actividades de relaciones internacionales y gestión de proyectos.

Ha publicado entre otros: Cartas de más abajo (1992), +Poesía (1995), Perdidos en La Habana y otros poemas (1996), Ángeles eléctricos (1997), Camino a Copa de Oro (1998), Turbosílabas. Poesía Reunida 1986-2003 (2003), Un sin nombre (2005), Nieve (2006), Vía Regia (2007), No permitas que el paisaje este triste (2007). Sus fotografías, ensayos, dibujos y poemas han sido publicados en revistas y antologías en Chile, Argentina, Perú, Brasil, Cuba, Estados Unidos, México, España, Portugal, Francia y Alemania. 

Como traductor desde el portugués ha realizado versiones en castellano de autores como Roberto Piva, Hilda Hilst, Claudio Willer, Tanussi Cardoso, Helena Ortiz, José Castelo entre otros. Sus dibujos, poemas visuales y pinturas forman parte de colecciones privadas y publicas en Chile, México, Estados Unidos, Brasil, España y Francia. El 2003 recibe la beca artística del Fondo Nacional de la Cultura y las Artes del Ministerio de Educación de Chile y el 2008 la beca de creación para escritores profesionales del Consejo Nacional de la Cultura y las Artes de Chile. Es co-productor del Encuentro Internacional de Poetas ChilePoesía uno de los más importantes festivales de poesía de Hispanoamérica. En la actualidad trabaja en producción y gestión de proyectos en la Corporación Cultural de Peñalolén.







"Soy sirio. ¿Qué te asombra, extranjero, si el
mundo es la patria en que vivimos todos, paridos por el caos?"



Meleagro de Gádara, 100 antes de Cristo.
 
“¿Qué otra cosa es el árbol de la ciencia

Sino el mástil astillado de la nave de los locos?"
       
     W. H.  Auden


Picnic en el Parque Central
A Levana Saxon.
A Frederick Law Olmsted y Calvert Vaux.


Observo la hermosa reserva de agua de la
ciudad de Nueva York en el Parque Central y
me emociona pensar cuán lejos estoy de la persona que fui,
plantamos nuestra bandera detrás de la estatua del Rey de
Polonia y divisamos claramente desde ahí los patos
salvajes que nadan cerca de la orilla del lago donde niños
arrojan migas de pan, las ardillas nos rodean con timidez,
mientras brilla el horizonte de plateados edificios
iluminados por el sol de la tarde.

El tren subterráneo nos lleva de vuelta al centro
de la ciudad Times Square es una fiesta y nos sumamos
felices a una multitud multirracial.

                                                
New York, Estados Unidos, 1999.




Hablan
Hablan sin parar todos al mismo
instante
disparan con sus afiladas lenguas
modulan uno, otro, uno más
en la rueda sus palabras
se acomodan, cantan, bailan
se arrastran
vuelan
saltan
sin saltar
suspendidas en sus bocas
y respirando en el habla
ellos se escuchan y ciegos
se tocan, se escuchan y ríen
aunque hablan todos al mismo
tiempo
ríen

Rio de Janeiro, Brasil, 2003.






Silencioso dentro de la noche
“Ser como o rio que deflui
silencioso dentro da noite”
Manuel Bandeira
Fluir, leve andar
descalzo inflar lentamente los pulmones
pesar cada paso sentir
cada instante entrar
silencioso dentro
de la noche
como sí ella
fueras

 
 
                       Marnay-sur-Seine, Francia, 2002.
 




Una secreta forma
"las palabras como el río en la arena
se entierran en la arena"
Roberto Matta
El automóvil esta poseído por la fuerza
de los animales que le habitan
como un carruaje tirado por caballos
sobre piedras húmedas de un pasado verano

Río de Janeiro aparece de repente como
la secreta forma que el Atlántico
deja entrever desde sus colinas de azúcar:
ballenas a la distancia algo
comunican a nuestra humanidad sorda
y cegadas por el sol preparan su próximo vuelo
caen ellas entonces una vez más como
lo han hecho desde hace siglos
caen ellas en las profundidades entonces
caen ellas y crecen en su liquido amniótico.

 
 
 São Paulo, Brasil, 2004.






Temor


 
"La mejor parte es sentirse vivo pintando y la peor es necesitar  hacer pinturas  para sentirse vivo"   

Geoffrey Lawrence

Reverencia emocionada

cuando todo
deje
de
importar
cuando todo este oscuro
cuando todo este perdido

Que la musa te toque con sus
dedos la espalda
y te empuje al camino

Que la frialdad de las ciudades
que la rosa de la nada
que el fango inmóvil
que la arena movediza del desierto
no borre la tristeza de tinta
que ha de alcanzar el agua

Y sea aire movido por los labios
una
vez
más


San Pedro de Atacama, Chile, 2009.



Buscando luces en la ciudad luz


A Paz Carvajal y a la tan necesaria Paz para este mundo y el otro.
Busca que busca
la luz de la palabra cruzando
ríos y lagos
mares y montañas internándose en
ciudades laberintos actuales bosques
sumergidos desde Santiago a Boston desde
Nueva York a París, París, París y en este
bosque blanco que, otra cosa, la misma cosa
la veo parada ahí
en la calle
pensando quizás en el eco
de las aguas entre la multitud y los autos veloces
buscando la luz, buscando las luces de una piel
que nadie podrá herir
mientras perdidos transeúntes
le preguntan
por dónde
por qué camino
por qué lugar se entra
se sale del espejo
donde a ratos logran escuchar a un triste Lewis Carroll
llorar por una niña llamada
Alicia
atrapada por
él
en
una
historia
paradojal        

 

Marnay-sur-Seine, Francia,  2002.




Perdidos en La Habana

Se puede ver a lo largo de Cuba verdes
o rojos o amarillos descascarándose con el
agua y el sol, verdaderos paisajes de estos
tiempos de guerra


Después de tres botellas de ron
ella lloraba en el lobby
del Hotel Capri, mientras le leía poemas que no eran míos,

Hablaba de las playas a las que llegó
en motocicleta, cuando aún el sol brillaba

los cubanos son niños que lo miran todo                                                  decía

Otro él, aparece desde el centro del salón y necesito
más de un segundo para
reconocerle
me acerco y me cuenta de mujeres, palacios de salsa,
de bailes mágicos
no hay, pienso
no existe una isla
sin orillas...

No quiero habanos
no tengo dólares
mejor será
desaparecer antes que la noche

 

El Vedado, La Habana, Cuba, 1995.

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Lanzamiento de DER GOLEM de Lacroix+ LDDS internacional [LObos,Xirok,Royer,TronCOso,Batista]


ldds09DICIEMBREliv

Queridos y fieles parroquianos de LDDS. Este viernes nos vamos con una sesión doble. Primero abrimos la casa para la presentación del libro
DER GOLEM
de nuestro queridos amigo Pablo Lacroix quien recientemente ha sido publicado por la editorial etcétera. El escritor Omar Pérez Santiago viene a comentar el libro y luego un bebestible de honor y el rock & roll de Lacroix.
Inmediatamente después nos vamos con una nueva sesión de lectura con 5 poetas excepcionales: Los chilenos Leo Lobos y el gran Xirok + los internacionales Andrés Royer de Venezuela y desde República Dominicana Harry Troncoso y León Félix Batista
Como siempre desde nuestra trinchera letrada en el tercer piso del BAR ESTACION TERMINAL que está ahí en la esquina de Ramón Carnicer y Tomás Andrews, a pasos del metro Parque Bustamante.
ambas actividades saldrán en vivo & en directo para todo el mundo a través de nuestra plataforma web en http://livestream.com/editorialfuga
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No olviden que el sábado el libro DER GOLEM se presenta en la Caminata Nocturna del Cementerio General a las 19:30 horas y entre poetas muertos y otros no tan muertos. Gratis y con velas.
el evento de face acá: http://www.facebook.com/events/232215343513160/ 

20:39 | Posteado en , , , , , , , | Read More »

León Félix Batista



León Félix Batista (Santo Domingo, República Dominicana, 1964), ha publicado seis libros de poesía: El Oscuro Semejante (1989), Negro Eterno (1997), Vicio (1999), Burdel Nirvana (2001, Premio Nacional de Poesía “Casa de Teatro”), Mosaico Fluido (2006, Premio Nacional de Poesía “Emilio Prud'Homme”) y Pseudolibro (2008, Premio Nacional de Poesía “Universidad Central del Este”). Existen varias ediciones de algunos de estos libros: Se borra si es leído, poesía 1989-99 (2000); Crónico –segunda edición de Vicio– (Tsé-Tsé, BsAs, 2000); Prosa del que está en la esfera (Tsé-Tsé, BsAs, 2006, Universidad Autónoma de Santo Domingo, 2007); Inflamable (La Propia, Montevideo, 2009), Delirium semen (Aldus, México, 2010), Catorce torsos (Felicita Cartonera, Asunción, 2011) y Caducidad (Amargord, Colección Transatlántica, Madrid, 2011).


Está incluido en más de una decena de antologías de poesía publicadas en diversos países, entre ellas Zur Dos (última poesía latinoamericana, Bartleby, Madrid, 2005), Jardín de Camaleones (la poesía neobarroca en América Latina, Iluminuras, Brasil, 2005) y Cuerpo Plural (antología de la poesía hispanoamericana contemporánea, Pretextos, Valencia, 2010). En 2003 se publicó en Brasil la antología español-portugués Prosa do que está na esfera. Ha sido parcialmente traducido al inglés, sueco, alemán, italiano e indi.


Fue director de la editorial “Cantus Firmus” en Nueva York, donde vivió 18 años e hizo estudios académicos en Mercy College y Maestría por la Universidad Autónoma de Santo Domingo. En la actualidad es Director de la Editora Nacional del Ministerio de Cultura de la República Dominicana.

A

anal. (adj., zool., del lat. anus) Procuro franquear su régimen de ser, otorgándole estatuto de liturgia. Mi culto es específico, más alto que la muerte, dominando las demás epifanías. Doble estrato riguroso para darle por ahí, con el fósil dilatando todo el diámetro: se asomará la sima y el torrente jubiloso de sus contracorrientes. Al bajar la corvadura de intervalos de prodigios me aproxima a los espejos de expresar su circunstancia. Asedios a la esfera, ligerezas de la sonda: de más leves hundimientos brotará la subversión. Bajo un código de fe, macerando amaneceres de sus luces gaseosas.
angelical. (adj., del lat. angĕlus, y este del gr. άγγελος, mensajero)  Recupero bien el rostro, contumaz en sus manchones, pero más su construcción rudimental. Miradas amarillas tramando red de alambres para frenar mi raudo corazón contranatura. Uno queda en nudo, solo, militando en lo confuso, hasta rehacer los hechos: a la radio fragorosa (proscribiendo el inconciente) se le vio extenderse a todo: licuefaciendo sillas, volviendo masas voces. Oscura luz pillaba, con rudo desbalance, su mazo ya curtido bajo atavío caqui, dos párpados hundidos pintados densamente y haciéndola más hembra con escándalos de plata. Los ácidos regresan en las índoles etéreas de gestos de su mano tomados del común que, vueltos sobre el sino, pero en vórtice de flor, fermentan bajo tierra.
aprendiz. (adj., m. y f., del lat. apprehendĕre) Oleosas las falanges (designadas a abscribirme) aparentan divergir, mas lo cierto es que atenazan. Así de raro el aire exagerado que me envuelve: caracol adelgazado y entre garras de palmípedo. Es el próspero despliegue, circular y proceloso, que vindica y perpetúa  todas las profundidades. Y, febril por lo fusible, también se envuelve el labio, describe escalamientos desasido de la base y apostándose en la cúpula: no estoy en el contexto. Para mí no habrá templanza, renuevos de amapolas, a partir de este disturbio. Me basta procurar no ser el pasto nulo, sin fibra, de esas fiebres.
axilas. (f., pl., del lat. axilla) Acorralo por las costas, bajo sagaz cotejo, la película de babas, celosías infecciosas. Los sentidos son mucosas en un vidrio embalsamado, recayendo en la epidermis secreciones. Es que el órgano vadea los contornos que perturban, cuando se volatiliza entre los visos de las venas: los periplos vigorosos ramifican, aberrantes, pero espesos de emulsiones que erupcionan. Incansables las elipsis, los desiertos sucesivos: los espacios estragados hasta el ras.

B

bizarro. (adj., del it. bizarro, iracundo) Se ven algunos brotes. Parece que hay escarcha. Acceso de las carnes por el extrañamiento. La vista necesita (sacándose las nieblas) fijar, tejer sentidos: realidad exagerada. El mismo filo débil de sol que los desuella va haciéndose notorio en su constancia, les da razón de albur y derrotero y forma, pellejo correoso sin sujeto que exaltar. El desperdigamiento, las conexiones libres, en favor de una armonía degradada. Registro paranoico que –en dispersión perpetua– multiplica todos sus antecedentes. Volverán de nuevo al humo regresiones infinitas o en el tedio de un futuro previsible, pero austral.
braguitas. (f., del celtolat. braca, ú. m. en pl.) Los hilvanes en los montes ramifican ricamente. La pirámide reclama su respiro por un páramo, porque en su transpiración sacarosa hay asechanza, suscitada por el eco y calistenias de galope. Las sienes no descansan cuando ejercen la censura sobre el cráneo traspasando turbulencias. Y la conexión no es clara, pero engendro de un esquizo (que cunde cuando llena con más sed su circunstancia).
brutal. (adj., del lat. brutālis) Desarticular un nudo por redefinir el ego, los  fragmentos que no han sido formulados en un  todo. Dar  al  busto y a los brazos cuadratura duradera, como ofidios que yo mismo formulé. Cuántas siegas minuciosas de charquitos en reposo, y entre estrías de moluscos, de terrenos  bajo  un  manto.  Sólo excavas, raspas, roes, el  tapete minucioso  y supliciado de la carne –el que te victimará, drenará, dará declive.

C

carnal. (adj., del lat. carnālis) Demencia entre los cuerpos de sablazos de luz negra. Bailamos una escena de safari de un tapiz. Rudo ruido de metales, tenaz entre las cuerdas, sobreviene por encima, cuando instala en los cerebros  la vacancia de su espacio. En el drama la mudez, purgación sustituida por un acero raudo, sucesivo y contundente. Frente a mí su cabellera, la morfina de un estuario, repetibles sus arcadas contra los desfiladeros. Tantos arcos inauditos y despliegues de una elipse, mutaciones en zigzag a las que no sé dar réplica. La violenta anatomía y el alcohólico estupor descalabran ambas sienes. Sólo el vértigo es (entonces) sostenible.
colegialas. (adj. f. pl., del lat. collegiālis)  Predispuesto a la emisión que su timbre animará, bajo el galpón, inerme, aspiro a no que escampe sino a que se encarnice con tronidos caudalosos. Caminan y deslumbran (lábil red en movimiento) a la vez que desbordando: como un arco en la fisión de este muslo con el otro, los goznes y costuras, dulces vafos. Al aire medias malva, recóndita rasilla, charoles que fermentan con chispazos. Allá los subproductos de sus exudaciones, detritus de una axila, con címbalos por labios. Las vierte el campanazo, parvada sin solaz: burbujas al estanque sumando mi inmersión. Cuadriláteros plisados, que vela el uniforme, como cuanto me demuele: bicho único que ve. Y la hidra del deseo que se enrosca con prudencia, no imagina ya qué asir. Garfio tan rudimental.
condón. (m., del apellido de su inventor, el inglés Condom) Escribo en crudo, así, episodios a editar, de pronto con engastes, serpientes en suspenso y légamos que extienden su eficacia.  Tan vano es el montaje que aromas se abren paso por esta cornucopia de calor. Texturas satinadas, deliciosamente frías, se adhieren con ventosas a toda cavidad. Y salta, granuloso, lo críptico a volumen, transpira en la penumbra su furor por superficie.
cuatro. (adj., del lat. quattŭor) Derrape de cuadrúpedo: me da una esfera en dos. Las flores del vestido ceñido a tres dobleces sobre el cabo de la raquis: crepúsculo de perros. Será mi gran velamen, convexo por mi empuje: cavernas que balbucen oráculos eléctricos. Volcado en pleno el músculo –de todas cavidades–, con garfios las muñecas, induce alternativas. Sujeto sin historia, disuelto entre sus pifias y falso oficio escénico: no quiere no ser yo. Aunque se dispusiera para amalgamarse en uno cuando el péndulo le dé su madreperla.
cuero. (m., del lat. corĭum) Derrame intermitente por círculos acuosos, como transpiraciones del ribazo climatérico: tejido que, nublado, replica imponderables, los reinos de aberturas turbadoras. Después se contradice y (en una esfera exacta) perpetra el almanaque: lo puede hacer brotar. Pero las percepciones –parece– no progresan ni habrá  desplazamiento del humo entre las cosas. Lo que sostiene al ego, la pura piel voluble, discurso del vestido –y asilo en su fisura: desde su núcleo espléndido el ángulo del tronco bajando  se  bifurca –para delimitar. Vendrá la oscuridad de cuervo en cuervo, carnosidad que ensancha al cataclismo.

D

dedo. (m., del lat. digĭtus) Cicatrices radioactivas que articulan oquedades, y de arriba a abajo cardo peligroso, hirsuto, inmóvil.  Retoños en cualquiera de sus cortas coordenadas que suman anarquía y atributo de sujeto. Inasibles –pero oscilan  entre acres de algodón, como lava de organismos manifiesta al microscopio. Arrebatos se disipan de la superficie en pompa: superficies que undularan pero allende los volúmenes. De manera que, en agudos, se coloca mi falange, como buril viscoso que le dará taller.
descenso. (m., del lat. descensus) La fronda va orquestando (cantera de algo crudo que tragará mi anguila) compuestos inestables de piel que me habla en pez: aquello que antes era privilegio de las olas sobre las mares llanas. Sustenta abultamientos, sinuosidad, intriga, conatos de siniestros, su cifra reversible. No logro hacer acopio, la orilla es infinita: mareas numerosas rompiendo contra escrotos. De pronto el centro es lúcido,  de cobre fibra  a fibra: desechos de otros deltas que, en lo trascendental, serán mejor trillados (cuando se eduque el gusto).
desnudo. (adj., del lat. nudus, desnudo, infl. por desnudar) Un ácido que lleva al nervio al linde: se conculcan y separan carne y tela. Mediante la afluencia de contenido armónico –notablemente ampliado– comparecen turbulencias: las franjas de neblina trabajan la eficacia fortísima de aristas, en  plano elemental (sin muchos lados, roto). Aluminio de mujer, serpentinas por las piernas, sobre las fascinaciones imprudentes de sus bríos. Bajo su fundamento de transubs-tanciación el túmulo liláceo, la braga incidental: fenómeno inexacto del foco estroboscópico en la desordenada sucesión de circunstancias.
doble. (adj., del lat. duple, adv. de duplus)   Lo que sigue es el prospecto de un tumulto: por obra de la herida vulnerando un muro ciego se insinúan dos cabezas y sus troncos en fragor. Mi fuente es nula, entonces: graznidos embozados (gargantas en crescendo) se reforman sin cesar. Los cueros sólo quieren plasmar la convulsión: regir  arcilla agreste en todas partes. Umbrales receptivos de ciénagas sin clímax, de un océano que desasosegara. Una vez la carpa vuela las falanges de ordinario la consiguen sumergir (querrán su agostamiento, la sedimentación, tornarse en el microbio más caníbal). En mi tórax turbamultas, que miro aquel diedro, minúsculos batientes, canal en que deriva.
doloroso. (adj., del lat. dolorōsus)   Descartarás el barro, porque se precipita buscando inconsistencia, por ser principio activo, materia del demiurgo. Apuesta, pues, a piedra: primigenia en su estructura, sin fase divisible,  para exponerla a arena. Abandona sin efecto mi anterior autonomía en tal bloque tallar: no habrá sujeto previo. Y hasta hacer la carne así: desconchones en suspenso que progresen dúctilmente hacia la condensación.
dormida. (adj. f., p. p. de dormir,  del lat. dormīre)   La cripta en carne cruda, barniz en el umbral: así se descuartizan corazones. Mi anhelo es propiciar un zumbido y tolerarlo, una historia y escribir, la sustancia y ser vacío. No es una maniobra sino un pánico vital y mi lento aullar neumático cuajado en la faringe: envuelvo y luego borro lo que habré de articular, debido a la avería de mis alucinaciones. Tal es el centro sólido que rige un espejismo: el cuerpo que presencia su propia expropiación desde un nivel alterno, lejano tema astral.

E

ébano. (m., del lat. ebĕnus, y este del gr. έβενος) Coral de carne oscura, de instantes sin estirpe. Por la sábana conjuntos descompuestos. El cálculo obsesivo de esa fuente inanimada refiere un sacrificio de común sustitución: pelo crespo, rostro ovoide: relación rudimentaria vertida en aprensiva vocación de afinidad. Para labrar la idea de su perfil de filos: otro astro al ensancharse para extroverter un trueno. Quien  la sueñe estallará lesionado en su accidente, poliedro sin especificidad.
esclava. (adj. f., del b. lat. esclavus)    Coagule aquí el baldío y, en vez de la borrasca, biseles de sargazos: semilla de medusas. Elíxires de luz fugaz como abundante, y almíbares que ayuden a vivir. Las formas (cercenadas de la generalidad, así como en el prisma o en un denso criptograma) propenderán al arco, volverse espiroquetas, tendrán delicadísimos helechos. Fotones y pupilas, con sus principios ígneos, hilvanarán el orbe: la carne escribe a oscuras. Flagelos, debajo de flagelos será reconstruida y perfilada su entidad.
exhibición. (f., del lat. exhibitĭo, -ōnis)   Sostengo un doble mágico, rasgado en componentes, aunque ningún exceso lo consiga compensar. Persigue su infinito y escruta sus contextos como símbolo y espacio para la disipación. Sostiene varias poses, alternativamente: una variante explica la anquilosis de los huesos, lo turbio en sus conductas: la tara de la edad. Otra ofrece encarnaduras allende el plano físico: quimera sin contornos, grosero protoplasma. Cabría –pese al vicio– datarlo en otro estadio, basado en presunción de que condensa en brasa. Mi doble siempre quiso pasar apocalipsis, posarle a Mapplethorpe y perimir.
extremo. (adj., del lat. extrēmus) Sólo sé de las cortezas. Mas, si esto es el azar, probablemente caos, desconcierto, me conciernen.  Mi descripción podrida se limita a su desorden, a circuitos de pantanos que suscitan  movimiento, y el oxígeno depende del vigor de esta bisagra. Arco duro, vieja data, se encarnizan: complexión. Pero en su nomadismo, absolutamente adjuntos, ya son equivalentes ordinarios. No pretendo dirigir, sí quisiera retener: estragar la realidad con su contrasentido. Para hacerlos incubar, para expandir sus diámetros, me hospedaré en los pliegues, el pensamiento en frío.

F

facial. (adj., del lat. faciālis, de la cara)  Unión de lumbre y nieve, de hipodérmicas con hielo: áurea lluvia y yin en llamas. En la nuca anida un lobo consagrado a taladrar, para ser la nervadura de su jade. El pelamen libre oculta la delgada perversión que conciben las clavículas salientes; sobre el ámbar (proceloso) –que da color al cuerpo– se extiende hasta los áspides del brazo. Pupila de rapaz y peso de felino hasta agotar las puertas, el óleo de la ojiva.
frenillos. (m., pl., d. de freno) Fisura de carmín que me empuja a su compás y con toda la ranura dilatada. Hender los pergaminos libera algo de mar: inútil desbandada sujeta al mismo espacio. Partículas son éstas muy próximas al mundo: proyectan mortandad,  derrames cuando embisten. Yo repto por implantes cavando en la oclusión, succionando exudaciones, las mismas vías muertas. Y del hábil membranar, por el que rebosa alambre, por fin produce un cúmulo, astringencias en la tráquea: así que se desgastan mis músculos de mando, llevándome a la boca incandescencia.

G

gorda. (adj., f., del lat. gurdus) Formula busto y pelvis para el ancho y espesor: asentar debidamente  lo adiposo.  Cazar con ecuaciones las cuatro extremidades, y ensaya así una síntesis del rayo.  Selecciona coberturas dependiendo del placer o de la oblicuidad: cubrir lo contingible, los puntos desplazados bajo auspicios de un vector.  El tejido: terciopelos más sublimes o poliésteres  domésticos, pesados, sordos, ocres.  Ya eres cuerpo trepanado, virulenta exuberancia: otra vez mi frenesí consumado con templar.
grupo. (m., del it. gruppo) Tras una minuciosa reconstitución del sueño (que persiste en la ambición de articular) vislumbras expandiendo, licuando las escalas, las sombras de la hoguera: eternidad. Timbrando las guitarras: guarismos en estratos entre los que se instalan estos acontecimientos; pellejos percutían un arte de hojalata: cuando las tres bailaban urdían el tambor. Abdómenes danzaban (vapor en epidermis) y al lila exonerado de uveros esparcidos las ingles entreabrían su cisma impermeable. Yo no descalifico con símbolos con órganos ni arbustos ni arrecifes: deduzco derivados de rápida grafía, fusiones que son cúpulas: había un buque anclado. Hubo lluvia, sin embargo, la arenisca se hizo limo, llamarada troncos muertos. Armar la impermanencia no es doctrina.

H

húmedo. (adj., del lat. humĭdus) En el juego de plasmar en palimpsestos la experiencia de la sangre en combustión (y en los fastos que circuyen cada nido faltando los fragmentos unitarios) aparecen los diseños de engranajes, oscilando entre materia y abstracción. Están en la tarima, bajo playeras húmedas: la piel como esplendor, superficie de registro. Imposible percibirlos, precisar su evolución, las franelas como réplicas de réplicas. Permanecen indelebles dentro de calor perpetuo a fin de hacer patente la constancia de su culto. Aquí son consignados para  inmortalidad. Aquí dejo su imposible transcripción.


I

indecente. (adj., del lat. indĕcens, -entis)   Tenebrosidad en llamas subyugándome ambas sienes: los tubérculos dan pubis por una curva eléctrica. Recorrido imperturbable porque (al escoger contornos) prosigo tras segmentos –desnudos, en secante– que soportan levemente su mentón neandertaloide. Quizás alguno es mío de entre aquella masa informe desvaída en un bullir: frenéticos pistones por las piedras esculpibles, parecidos a las cifras que suscitan lo concreto. Cómo no tomar en cuenta las posibles averías, turbulencias con arcadas: sus pillajes peligrosos, con mi núcleo de memoria como esponja duradera.
inflable. (adj., del lat. inflāre) Puro aliento que Sacher-Masoch valida. Pero alerta: extremidades, busto y cara artificiosos. Si establezco que en su pie, que en la planta de su pie, finaliza el horizonte, ¿seguirá su indiferencia a los azúcares del labio y a la pasta del piñón que yo sostengo? Otras siglas cargarán con las probabilidades del pinchazo o la rotura, puesto que la rotación es bastante manifiesta: como el fuelle de una arteria (si no impávido, perenne) las espesas ligaduras se disuelven y a seguidas el ensarte las reanuda, congregando el contenido de lo expuesto. Vivo en dunas inasibles cuyo estrato se deshace. Cuanto  inhume prenderá.
inmaculada. (adj., f., del lat. immaculātus)   Escaldaban, mis falanges, aunque no me condujera como en circunvoluciones. Y tras el arbitramento de espirales y labores vienen peces abisales. Improviso (como puede descifrarse de las máculas de gis cuyo trámite yo escribo.) Los dedos con especias, superficies expresivas dormidas en el margen que jamás remontaré. Desarrollo sacrilegios como antigua acción de culto: me aproximo ya a las lindes para mi defenecer. No consigue –sin embargo–  liviandad con sus celajes: el volumen sigue firme como intacto mi zarpazo, restaurándole las faldas de tejido de taller. Contendor inubicable, tan virtual y ausente, entonces.
institutriz. (f., del fr. institutrice, maestra) Como lleva faldas lánguidas, omítelas: asígnate a abstraer los suburbios del abdomen. El estiércol tiene hangar en esa esfera, es cierto, pero es casa de otras bestias lubricantes y en activo. Recto el corte de la blusa, rumiarás otro rigor: destejer los paladares no te hará retroceder, el derrame atenazando  cardinales ligamentos. Interrumpe los dictados, dilapida el discurrir, firma a puño los anónimos. Dibújala, dibújala y despierta a lo frondoso, un elástico en las manos.

J

jugoso. (adj., del lat. sucōsus) Deberé tragar a fondo la aspereza de su lija, las hilachas de por medio –como ha sido demandado. Ya yéndome por márgenes con menos espesura, de cualquier manera hay olas en el óleo de los labios. Lacerante genitalia se desase de la tundra, deviniendo tan cercana que me esquilma la eclosión de pequeñas muertes rancias de libélulas más leves: tengo coágulos de nubes en la boca. Tegumento el paladar (que es inmune a corrupciones) cuando alcanza masa crítica. Pero el aire no se puede recibir sino con branquias y el encéfalo, volátil, se desboca por sus grietas.
juguete. (m., d. de juego, del lat. iocus)   No sé cómo funciona, mas germina de improviso  supurando de fisuras, de moléculas menores: el eje misterioso (bajorrelieve, trazo) me parece un planteamiento sutilísimo del aire cuando sigo su feroz resurrección. Además está la bruma (sostenida con ventosas) generando allí alpinismo, las sustancias de los surcos. Lo he vivido derivar y eludir livianamente como flotan ciertas formas: sublevando superficies. Y mi afán es el principio de cualquier incertidumbre: descoyuntar la entrada, ya con carne, y contender.

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